Quiero escribir algo que me de alegría
cuando esté triste
un texto al que pueda recurrir en momentos adversos
como posibilidad cierta de encontrarme
a un costado de mi propio camino.

La encontré a ella
en un sitio donde abundaba el asfalto
en cuyo centro había un pequeño oasis de pasto
caminando despreocupada
con total naturalidad y sin prejuicios.
Me alegró verla
por el futuro que construí rapidamente en mi cabeza
por su sonrisa solidaria
y porque quise que ella fuera mi mujer.

Ella en si es un oasis en mi vida
es linda
es bella
es tierna
es inteligente
es astuta
es mi mujer
es quien tiene mi vida colgando de sus caprichos.

Entonces me propuse traerla de mi lado
me propuse conquistarla y seducirla,
le dije la primera vez
que vestía bonito, a modo de saludo
la quería envolver despacio
y sin que se note.

Luego días más tarde le di un beso bien travieso,
pensado y planeado para que quisiera otro,
para que no le fuera indiferente.
Fue durante una celebración
de noche
y caminando por la calle
en el centro de Ñuñoa.
Recuerdo que durante el camino
jugué a rozarle su mano derecha
con mi mano izquierda
como sin darnos cuenta
como queriendo pero no
jugando a que ambos sabemos que nos rozamos de modo deliberado
queriendo que el otro se entere a medias,
como con confusión,
pensando en que quizás deseamos lo mismo, o tal vez ha sido una casualidad
una casualidad que se repite varias veces
una casualidad pendular que nos trae y nos distancia,
y de pronto la noche abierta tiró un pétalo en su pelo
yo le dije que se detuviera
la miré a los ojos, actuando una escena
le dije que esto es sólo para valientes,
que no se moviera y cerrara sus ojitos pidiendo al cielo.
La besé despacio, suave, lento, con cariño
para confundirla
para atarla a un hecho
para atarla a mis manos
para instalarme en el sillón de su desesperación
sentado
a esperar que me pidiera otro beso
más osado
a esperar su llamada al día siguiente
su mensaje de texto
o su correo electrónico tímido
todos hechos para darme una señal,
una señal que no era necesaria.

Que yo la quise desde que la divisé caminando

Pronto comenzamos a extrañarnos día a día,
a conversar todos los días
para sabernos ahí, al acecho, disponibles sólo para nosotros
que una cita hoy, y otra para mañana
que una cerveza hoy, para tener un beso en la despedida
para pasar mucho rato hablando para encantarnos,
para estar durmiendo en el tiempo, congelados, sólo mirándonos a los ojos
con las manos atadas sobre la mesa
fijo a los ojos con el deseo de descifrarnos y descubrirnos.

Es que tiene su carita una sonrisa bella
tiene su vida todo para la mía
tienen sus manos tanto que buscar en mi piel
es que tiene eso que no se puede declarar porque supera la capacidad para decirlo
eso que se ve superado por las palabras
que se alcanza sólo cuando un hombre como yo observa a una mujer tan sencilla como ella
tan guapa y tan espontánea como ella.

Y entonces una noche de madrugada
paramos cerca de mi casa
en medio de una calle en La Florida
vacía de gentes
vacía de autos
llena de nadie y nada
solos los dos
simulé que me acercaba a despedirme
con un beso en su mejilla
pero me quedé pegado a su labios
la luna que no quiso perderse detalle alguno
nos hizo un show
y nos dimos un beso
desesperado, con pasión, violento, rico, inolvidable, sabroso, mojado, erótico
yo ya le quería
ya quería decirle te quiero
pero no
tenía que hacerlo en un tiempo más
debía extrañarme más
debía darme esa señal de estar perdiendo su sensación de bienestar individual
y de un aumento de su sensación de descontrol ante mi ausencia
ante mi nombre
ante la posibilidad de llamarme para escucharme.

Esto que escribo es para ti
lolita

El tiempo se va encargando en cada instante
de ir enredándonos
de ir atando nuestras vidas
de ir entrelazando nuestros deseos
y yo que la amé, que la amo y que la amaré porque quiero
despertar mirando sus ojos cerrados
hasta que la muerte nos separe, y después nos vuelva a unir.

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