Pienso en él.

Pienso en él en su cuarto de trabajo, en su escritorio. Escribe lo que luego será la página número 1.041 de su libro "2.666". Es probablemente el año 2002 o comienzos del año 2003, en un día común de primavera o de verano y creo que es mediodía o mediatarde. Su cuarto está como siempre, no ha querido alterar nada, no quiere que su enfermedad altere la vida más allá de su cuerpo y sus afectos. Sus libros, su armario, su escritorio no están enfermos y en consecuencia no deben alterarse. No deben -piensa- enterarse tampoco. Hay una ventana a un costado, y mientras escribe lento los siguientes pasajes, piensa en sí mismo, siente su cuerpo, siente como éste va muriendo, como éste lo lleva a un destino que (luego de leer este pasaje) ya no sabemos si desea o no, no sabemos si está resignado o no, o si incluso ya lo acepta con calma, tranquilidad y paz, tan sólo apremiado por no lograr terminar su tarea literaria más titánica. Roberto escribe un poco, borra, mira por la ventana hacia el exterior. Se encuentra con una calle vacía, desierta, o quizá un parque desierto, del que se han arrancado caminando y temerosos los árboles, o tal vez con un edificio y muchas ventanas, muchas vidas, gente desnuda, gente que hace el amor, gente que pelea, gente que folla, gente que quizá mata a otra gente, gente en la que se inspira para los últimos pasajes de "2.666". ¿De dónde sacaste los nombres del final? ¿ de qué parte de tu hígado sale Archimboldi, Bubis, Ingelbor, Leube? ¿en qué cigarro se te ocurrió?

Pienso en que a medida que escribe cada parte de estos párrafos, lo hace pensando en él y en lo que viene. Lo hace desde su temor de no llegar, de desaparecer, de no ser como la luz de las estrellas (distantes) que vemos acá en la tierra y que murieron hace muchos años atrás. Millones de años atrás.

Pienso en él mientras leo este párrafo. Pienso y me da pena y emoción y alegría. Pienso en que él piensa que pronto será como las estrellas. Pienso en que él piensa que pronto no va a existir. Su libros si, como la luz de las estrellas.

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"- Toda esa luz está muerta - dijo Ingeborg-. Toda esa luz fue emitida hace miles y millones de años. Es el pasado, ¿lo entiendes? Cuando la luz de esas estrellas fue emitida nosotros no existíamos, ni existía vida en la tierra, ni siquiera la tierra existía. Esa luz fue emitida hace mucho tiempo, ¿lo entiendes?, es el pasado, estamos rodeados por el pasado, lo que ya no existe o sólo existe en el recuerdo o en las conjeturas ahora está allí, encima de nosotros, iluminando las montañas y la nieve y no podemos hacer nada para evitarlo.

- Un libro viejo también es el pasado -dijo Archimboldi-, un libro escrito y publicado en 1789 es el pasado, su autor ya no existe, tampoco existe su impresor ni sus primeros lectores ni la época en la que el libro fue escrito, pero el libro, la primera edición de ese libro, aún está aquí. Como las pirámides de los aztecas -dijo Archimboldi.
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Mirando para retratar by Juan José Lizama Ovalle is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Chile License.