"Tal como me había pedido llegué a la casa de Bautista el sábado a las cinco de la tarde con una botella de vino de regalo. Me sorprendió la decoración, y también su saludo frío. Dijo que este era el comienzo de una relación de trabajo, y que la característica principal de este tipo de relaciones es que no se mezclan los sentimientos: no hay necesidad de quererse.
Entonces me pidió que tomara asiento en el living mientras traía un café. Esperé sentado observando con detalle el lugar, los sillones, las plantas, los cuadros, la radio y un cenicero en forma de hoja de marihuana. Gritó desde la cocina preguntándome si prefería azúcar o sacarina. Opté por azúcar.
Una vez que estuvimos sentados frente a frente comenzó a explicarme el plan de trabajo:
- Yo ya he escrito gran parte de la historia central de esta novela –dijo. Como te comenté el otro día, ésta se basa en el relato de mi último día de vida.
- Okey -dije yo.
- Y tu serás el narrador.
- Bien, entiendo que seré el narrador. Lo que no entiendo es cómo voy a serlo si tu ya tienes escrita gran parte de la historia de la novela – le pregunté con determinación.
- Yo escribí una parte. Por ahora es gran parte. Pero tu serás el narrador. Como tal deberás tomar este relato y transformarlo en una novela, que debe publicarse al menos seis meses después de mi muerte, la que debería ser mas o menos como estamos planificando acá.
- ¿O sea que esto no es un juego? ¿Esto va en serio?
- Desde luego. Ciertamente no ocurrirán las cosas tal como las ponemos acá, salvo el momento mismo de mi muerte, el que todavía no logro escribir. Lo que sí sé de ese momento es que tu como narrador tendrás que presenciarlo, grabarlo y luego relatarlo en estas mismas hojas para culminar esta gran obra. Será el final perfecto.
Ese instante era el adecuado para bajarme de la empresa que Bautista estaba planificando. Sin embargo no lo hice, y aunque dudé adherí al proyecto, bajo la esperanza que esto finalmente nos convertiría en buenos amigos, y nos permitiría escribir un libro de a dos. Pensando por cierto en que el traumático final no ocurriría bajo ninguna circunstancia.
Muy bien - me dijo luego que le di el sí. Entonces debes leer este contrato, y mañana iremos a una notaría a dejar claro los derechos y deberes de cada una de las partes."
Página 11 de mi primera novela
"Las cenizas del tiempo"