No se me ha ocurrido nada para escribir estos últimos días.
No encuentro ninguna idea.
Creo que el trabajo me tiene un poco obstruido. Esto no es bueno, porque comprendo que algún día (que no será muy lejano) deberé dejar de trabajar de este modo para dedicarme a escribir, que es lo que quiero.
De todos modos esta mañana di con un buen cuento breve. Lo escribí en twitter, porque era lo único que tenía a mano en mi teléfono:
- Y qué cresta vamos a hacer ahora! - exclamó ella con un dejo de angustia.
- Casarnos - respondió él.
Me gusta la imagen, la escena y el fondo: claro, ella está embarazada, no le ha dicho a nadie más que a su pololo. No sabemos muy bien su edad, pero este hecho de embarazo le angustia. Quizás le angustia el embarazo mismo por las transformaciones que sufrirá su cuerpo, o bien porque no están casados, o quien sabe por qué.
De pronto pareciera ser que la respuesta de él trae la calma.
Durante el día seguí pensando en este relato e imaginé que el cambio de algunas palabras generaban una escena absolutamente diferente, una escena que me da risa. Una escena que me gustaría dejar bajo la almohada de Jorge Reyes el ex abogado del MINSAL:
- Y qué cresta vamos a hacer ahora! - exclamó Andrea con un dejo de angustia.
- Casarnos - le respondió ella.