Es todo lo que Bautista dice al borde del lecho de muerte de Noelia.
La conoció a Noelia cuando él tenía 23 años y ella tenía 21. Ahora cuando tiene 83 años de edad, 60 años después de que se conocieran, recorre un sinnúmero de imágenes, escenas, canciones, fiestas, bailes, discusiones. No está triste, al contrario, su sensación es la de alguien que está satisfecho con lo que hizo en su vida. Se siente orgulloso y contento del camino recorrido, de lo hecho y de lo que pudo ser. La mira a ella, que yace con los ojos cerrados. Imagina que en alguna parte de la existencia ella va caminando, recorriendo y recordando al igual que él lo vivido. La piensa con la misma emoción de satisfacción que siente él. Piensa que la tarea está cumplida, que eso finalmente era todo. Que eso era todo a lo que en algún momento le tuvo tanto miedo.
Entonces se despide diciéndole al oído que fue la mujer más importante de su vida, a la que más amó, que guardará su sonrisa, cada sonrisa, en su memoria por lo que le quede de vida.
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