Pág. 25
"Los libros, escritos en ese idioma nuevo, de repente eran el único espacio de privacidad real para un niño. Tal vez el único en que era posible rebelarse durante esos años en que los adultos, en la mesa de la cocina y echándole más azúcar al café, veían a Don Francisco reír por la tele."
Pág. 29
"Por otra parte, hay gente -aunque para ser justos lo he visto únicamente en mujeres, pero daré el beneficio a la duda- que termina los correos con un ""cariños", que gracias al plural adquiere una dimensión física algo perturbadora. El cariño, así, en singular, uno lo entiende como una muestra de afecto y acaso como una afiliación fraternal, que contrasta con su plural, "cariños", que suena a hacer cariños, como si uno fuera un enfermo terminal que tiene una mano conectada a un catéter. Casi todo lo contrario, por cierto, del vendedor de seguros que en un arrebato de confianza, que media entre el scam y el acoso sexual, al primer correo se despide con "abrazos", así, en plural. En esos casos, sobra decirlo, soy implacable y contesto con mi insulto favorito: "saludos cordiales"."
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