Wilt - Tom Sharpe

"- A mí las tetillas de Gaskell me vuelven loca —decía Sally—. Y a él le vuelve loco también que se las chupe.

Eva bebía su café preguntándose qué haría Henry si a ella se le ocurriese chuparle las tetillas. No se volvería loco de gusto precisamente, y además Eva estaba empezando a lamentar haberse gastado setenta libras. Eso sí que le pondría loco pero no de gusto. Henry no era partidario de las tarjetas de crédito. Pero estaba disfrutando demasiado para permitir que el pensamiento de la reacción de Henry le estropease el día.

- Yo creo que las tetas son muy importantes, desde luego —continuaba
 Sally. Dos mujeres de la mesa contigua pagaron la cuenta y se fueron.
- Supongo que deben de serlo —dijo Eva Wilt inquieta—. Yo nunca he utilizado mucho las mías.
- ¿De veras? —dijo Sally—. Tendremos que hacer algo para arreglar eso.
- No creo que se pueda hacer mucho en ese sentido —dijo Eva—. Henry nunca se quita el pijama y luego yo con el camisón por medio.
- No me digas que lleváis cosas en la cama. Oh, pobrecilla. Y camisones. ¡Dios mío, qué humillante para ti!
 Quiero decir que es típico de una sociedad dominada por el macho, toda esa diferenciación de ropas. Debes de padecer carencia táctil, claro. Gaskell dice que eso es tan malo como la deficiencia vitamínica.
- Bueno, lo que pasa es que Henry está siempre cansado cuando llega a casa —le dijo Eva—. Y yo salgo mucho.
- No me sorprende —dijo Sally—. Gaskell dice que la fatiga masculina es un síntoma de inseguridad fálica. ¿Henry la tiene grande o pequeña?
- Bueno, depende —dijo Eva con voz ronca—. Unas veces es grande y otras veces no."
Pág. 23

"Por último renunció a seguir buscándole y se sirvió una buena taza de té y se sentó en
la cocina preguntándose qué demonios habría podido inducirla a casarse con un cerdo machista como Henry Wilt que no habría identificado un buen polvo aunque se lo sirviesen en una bandeja, y cuya idea de una velada refinada era un curry de pollo deshuesado en el Nueva Delhi y una representación de El rey Lear en el Teatro Municipal. ¿Por qué no se habría casado ella con alguien como Gaskell Pringsheim, que agasajaba a profesores suecos en el Ma Tante's y que comprendía la importancia de la estimulación clitórica en el contexto de una penetración interpersonal verdaderamente satisfactoria? Otras personas aún la encontraban atractiva."
Pág. 29

"- ¿No cree usted que le estén aplicando el tercer grado o algo por el estilo?
- ¿El tercer grado? Mi querido amigo. Ha visto usted demasiadas películas antiguas en la tele. La policía no utiliza métodos violentos en este país.
- Han sido bastante brutales con algunos de nuestros estudiantes que han participado en manifestaciones —señaló Braintree.
- Ah, pero los estudiantes son otro asunto completamente distinto, y los estudiantes que van a las manifestaciones reciben lo que se merecen. Una cosa es la provocación política y otra los asesinos domésticos del tipo de su amigo el señor Wilt, que pertenecen a una categoría completamente distinta. Puedo decirle honradamente que en todos los años que llevo ejerciendo la profesión de
abogado, aún no me he encontrado con ningún caso en el que la policía no tratase a un asesino doméstico con el mayor tacto y hasta con cierta simpatía."
Pág. 166

"- Inspector —dijo Wilt—, si yo siguiese todos los impulsos que pasan por mi cabeza, estaría convicto de violación infantil, homosexualidad, robo, agresión y asesinato masivo hace mucho tiempo."
Pág. 167

"- Llámeme usted señor Wilt, si no le importa. Quizá no se trate de una consulta de pago, pero prefiero cierto formalismo.

La sonrisa del doctor Pittman se esfumó.

- No ha contestado usted a mi pregunta.
- No, no diría que soy un hombre racional —dijo Wilt.
- ¿Diría usted, entonces, irracional, quizá?
- Ni lo uno ni lo otro totalmente. Diría sólo que soy un hombre.
- ¿Y un hombre no es ni lo uno ni lo otro?
- Doctor Pittman, ésa es su especialidad, no la mía; aunque, en mi opinión, el hombre es capaz de razonar pero no de actuar dentro de límites absolutamente racionales. El hombre es un animal, un animal desarrollado, aunque puestos a pensarlo, todos los animales están desarrollados, si hemos de creer a Darwin. Digamos que el hombre es un animal domesticado, con elementos de salvajismo...
- ¿Y qué clase de animal es usted, señor Wilt? —preguntó el doctor—. ¿Un animal domesticado o un animal salvaje?
- Volvemos otra vez a lo mismo. Esas categorías duales maravillosamente simples que parecen obsesionar a la mentalidad moderna. O eso o lo otro. No, no estoy totalmente domesticado. Pregunte a mi mujer. Ella le dará una opinión sobre el asunto.
- ¿En qué sentido no está domesticado?
- Tiro pedos en la cama, doctor Pittman. Me gusta tirar pedos en la cama. Es el toque de trompeta del mono antropoide que hay en mí que afirma su imperativo territorial de la única forma posible."
Pág. 178




No hay comentarios:

Lectores Salvajes Librería
 
Creative Commons License
Mirando para retratar by Juan José Lizama Ovalle is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Chile License.