"París era una fiesta" - Ernest Hemingway

"... estaba seguro de que era un buen cuento, aunque para saber hasta dónde era bueno había que esperar a releerlo el día siguiente."
Pág. 13

"Con tanto árbol en la ciudad, uno veía acercarse la primavera de un día para otro, hasta que después de una noche de viento cálido venía una mañana en que ya la teníamos allí. A veces, las espesas lluvias frías la echaban otra vez y parecía que nunca iba a volver, y que uno perdía una estación de la vida. Eran los únicos períodos de verdadera tristeza en París, porque eran contra naturaleza. Ya se sabía que el otoño tenía que ser triste. Cada año se le iba a uno parte de sí mismo con las hojas que caían de los árboles, a medida que las ramas se quedaban desnudas frente al viento y a la luz fría del invierno. Pero siempre pensaba uno que la primavera volvería, igual que sabías que fluiría otra vez el río aunque se helara. En cambio, cuando las lluvias frías persistían y mataban la primavera, era como si una persona joven muriera sin razón.

En aquello días, de todos modos, al fin volvía siempre la primavera, pero era aterrador que por poco nos fallara."
Pág. 39

"Bueno, pensé, así me salen los cuentos ahora, que nadie los entiende. Si algo hay seguro, es esto. El hecho cierto es que nadie se interesa por mis cuentos. Pero un día llegarán a entenderlos, como pasa siempre con la pintura. Sólo hace falta tiempo, y sólo hace falta confianza."
Pág. 78

"Lo malo es que durante el último invierno pasado en las montañas vino gente nueva a meterse muy adentro en nuestras vidas, y desde entonces nada siguió igual. El invierno anterior, el de las terribles avalanchas, pareció un feliz e inocente invierno de la infancia, en comparación con aquel invierno y con el verano asesino que iba a seguirle. Hadley y yo habíamos llegado a confiar demasiado el uno en el otro y nos habíamos vuelto descuidados en nuestra confianza y en nuestro orgullo. En cuanto a los aspectos de cómo sucedió, jamás he intentado repartir la culpa, salvo la que me correspondía a mí, y eso estuvo claro durante toda mi vida. La destrucción del corazón de tres personas para derribar una felicidad y construir otra, y el amor y el buen trabajo y todo lo que salió de ella no forman parte de este libro. Lo escribí y lo dejé fuera. Es una historia complicada, valiosa e instructiva. Cómo terminó finalmente, tampoco tiene nada que ver con esto. Cualquier culpa que pudiera desprenderse, era yo quien debía aceptarla, apresarla y entenderla. Hadley, la única que no tuvo la culpa de nada, nunca, al final salió bien parada y se casó con un hombre mucho más distinguido de lo que yo había sido jamás o podía aspirar a ser, y es feliz, y se lo merece, y esa es una de las cosas buenas y perdurables de ese año."
Págs. 147-148



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Mirando para retratar by Juan José Lizama Ovalle is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Chile License.