El desierto de los tártaros - Dino Buzzati

 "Hasta entonces había avanzado por la despreocupada edad de la primera juventud, un camino que de niño parece infinito, por el que los años discurren lentos y con paso ligero, de modo que nadie nota su marcha. Se camina plácidamente, mirando con curiosidad alrededor, no hay ninguna necesidad de apresurarse, nadie nos hostiga por detrás y nadie nos espera, también los compañeros avanzan sin aprensiones, parándose a menudo a bromear. Desde las casas, en las puertas, las personas mayores saludan benignas, y hacen gestos indicando el horizonte con sonrisas de inteligencia; así el corazón empieza a latir con heroicos y tiernos deseos, se saborea la víspera de las cosas maravillosas que se esperan más adelante; aún no se ven, no, pero es seguro, absolutamente seguro, que un día llegaremos a ellas."

Pág. 58

"Cuánto tiempo por delante, pensaba. Y, sin embargo, existían hombres -había oído decir- que en cierto momento (qué cosa más extraña) se ponían a esperar la muerte, esa cosa conocida y absurda que no podía concernirle. Drogo sonreía pensando en ello, mientras tanto, instigado por el frío, había echado a andar."

Pág. 89

"Precisamente en esa época Drogo se dio cuenta de que los hombres, por mucho que se quisieran, siempre permanecen alejados; si uno sufre, el dolor es completamente suyo, ningún otro puede tomar para sí ni una mínima parte; si uno sufre, no por eso los otros sienten daño, aunque el amor sea grande, y eso provoca la soledad en la vida."

Pág. 222

"Y, sin embargo, un día advirtió que hacía bastante tiempo que ya no iba a cabalgar por la explanada de detrás de la Fortaleza. Advirtió incluso que no tenía ningunas ganas y que en los últimos meses (quién sabe exactamente cuántos) ya no subía las escaleras a la carrera, de dos en dos. Bobadas, ha pensado, físicamente se sentía siempre lo mismo, todo estaba a punto de empezar, no cabía la menor duda; una prueba habría sido ridículamente superflua.

No, físicamente Drogo no ha cambiado, si reanudara las cabalgatas y las carreras escaleras arriba sería muy capaz, pero no es eso lo que importa. Lo grave es que ya no tienes ganas, que prefiere quedarse dormitando al sol después de comer en vez de corretear de un lado a otro por la pedregosa explanada. Eso es lo que cuenta, sólo eso registra los años transcurridos."

Pág. 228

"Y, sin embargo, el tiempo soplaba; sin cuidarse de los hombres, pasaba arriba abajo por el mundo mortificando las cosas bellas, y nadie conseguía escapar de él, ni siquiera los niños recién nacidos, aún desprovistos de nombre."

Pág. 233




No hay comentarios:

Lectores Salvajes Librería
 
Creative Commons License
Mirando para retratar by Juan José Lizama Ovalle is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Chile License.