Mil

Él se prepara para salir a escena. A mil kilómetros de distancia ella lee una carta que le escribió él. Esa carta habla del amor que siente por ella, y de algunas infidencias literarias. Ella la lee y se sonríe. En la carta él le cuenta que el cuento que tituló “Canción” se lo escribió a ella. Ella no alcanzó a entenderlo a cabalidad cuando él se lo mostró la semana anterior, y ahora leyendo la carta se sonríe.

Él escribió esa carta un domingo. La llevó al correo el martes, para que le llegara a ella el miércoles. El mismo miércoles en que él viajaba mil kilómetros al sur.
Él ya ha salido a escena, algo nervioso pero seguro que hay alguien a mil kilómetros que le reserva su corazón para cuando vuelva. Ella acaba de terminar de leer la carta, y está ahora leyendo un cuento en un blog, pues al finalizar la carta, ésta ha quedado inconclusa prometiéndole el final en el blog que ella ahora lee.
Él ha cumplido su trabajo muy bien, y acude al bar para pedir el trago que más le gusta, y que él sabe que ella conoce: “una piscola por favor señor”. Ella está contenta, muy contenta. Contenta se sonríe otra vez, porque ella sabe que a él le encanta su sonrisa (él se lo dijo en la carta que recién leyó). Y está acabando de leer el cuento.
Él va en busca de una estrella, y le promete al cielo que está enamorado, y que la mujer que ama está a mil kilómetros… haciendo lo mismo en el mismo instante. Ambos se despiden “buenas noches mi amor”.
La estrella es testigo, ellos no se ven pero se aman. La estrella vaticina que ellos se casarán y tendrán hijos… ellos están por enterarse.
Y el cuento en el blog está por terminar, le queda la última frase. Ella la lee, se sonríe y le envía a él un mensaje con la misma última frase:
Te amo mi amor!

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Mirando para retratar by Juan José Lizama Ovalle is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Chile License.