Hace poco tiempo se recibió de Ingeniero, de la más prestigiosa casa de estudios de Ciencias de su país. Aburrido de las ciencias y motivado por su afán desde pequeño por escribir y provocar al mundo, se ha volcado sobre esta iniciativa personal de cultivo literario. Escribir cuentos (y quizá algún día novelas) que le permitan contagiar al mundo conversando y compartiendo historias.
Ha buscado y ha leído. Busca títulos sugeridos por otros, y autores sugeridos por otros libros. En su búsqueda no omite ningún medio, y como ingeniero del siglo XXI internet es su mejor fuente de hallazgos. Buscando ha sido que se enteró de un concurso literario de novelas cortas. El único premio es para el que resulte ganador. Él ya siente que va a ganar, porque a pesar de no haber escrito cuentos de más de 5 párrafos, cree que tiene una gran idea entre las manos. El premio es de un millón de dólares. Él se ha convencido que con quinientos mil queda muy bien, por lo que ha decidido invertir hoy mismo los quinientos mil restantes. La inversión la hará en la construcción del personaje y la historia.
Además de esa inversión, pondrá dinero extra de su bolsillo, para dos almuerzos semanales. Así, hoy ha terminado de arreglar el asunto con el vagabundo que pide plata en las afueras de una iglesia del centro.
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