Tenía tiempo aún para escoger a que vagón subirse, y por que puerta entrar. Caminaba por el andén buscando el buen lugar, y el "pito" que anuncia el cierre de las puertas le seguía esperando.
Él buscaba una escena, y también un lugar cercano a las puertas del trasbordo que debía realizar para cambiar de línea en la estación Vicente Valdés. Por mientras su Ipod acababa de tocar la primera canción que tenía Julián en su desordenada lista de canciones de Ismael Serrano, para dar paso a la segunda... Recuerdo se iluminaba en la pantalla.
A todo este andar, él ya se había subido a un vagón y estaba llegando a la estación Baquedano, estación en la cual las personas se convierten en una suerte de manada hambrienta que se desparrama en tropel, apenas se abren las puertas del carro, en busca de un asiento que pareciera ser un mezquino pedazo de pan matutino. Coincidencia o no, una niña de claros ojos y pelo rojizo se situó junto a él. Julián no la miró a la cara cuando ingresó, sin embargo el perfume de aquella mujer le hizo caer en un recuerdo. A estas alturas la canción que nos importa ya había pasado, aunque volverá a sonar otra vez... ustedes están por enterarse.
El telefono móvil de Emilia -la silente acompañante- sonó anunciando un llamado. Lo curioso fue que la canción de su "celular" era Recuerdo del mismo Ismael Serrano. Emilia y Julián podrían conocerse o no, haber tenido una historia anterior o no, y sin embargo están ahí a punto de mirarse.
(Continuará... esto es para que cuando llegue la segunda parte hayan escuchado la canción de Isamel Serrano que acompaña esta historia. Acá)
1 comentario:
Wena Juanjo, estuve leyendo más cuentos, hay hartos bien interesantes (siempre uno prefiere unos más que otros)
He aquí mi blog de poemas, que cada cierto tiempo se desempolva. Echale una mirada:
http://lapiezadeatras.blogspot.com/
Un abrazo compa
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