(Parte I haciendo click aquí)
Andrea le envió un e-mail esa misma noche. En él le dijo que ése sería el único mail que le enviaría, y que por nada del mundo quería que le respondiera.
En concreto el contenido del mail nos ha sido privado, no obstante sí sabemos que éste era una invitación a un juego, con las reglas muy claras como las ya mencionadas.
Andrea era insegura en el amor, y luego de quedar como madre soltera, no creía en los hombres. Ella no debía volver a enamorarse... no de la misma manera que lo hizo antes. Sin embargo lo que ella no sabía era que Fabián había tenido una desilusión tan fuerte como la suya.
Escribiendo sobre ellos, el joven que pinta los cuadros en la Plaza de Armas, dudó que el amor mereciera una entrega total sin filtros.
Es aquí entonces, cuando dos historias paralelas, comienzan a enredarse al igual que los amantes que están tras de ellas. Fabián no podía responder el mail sino el juego acababa, y entonces Andrea se iría todos los días rumbo a su casa por las tardes en microbus y no en Metro. La primera idea del juego era que si se encontraban nuevamente entonces estaban obligados a coordinar una cita entre los dos para conversar y tomar un café... Fabián contento al leer el mail, aceptó el desafío, y se quedó sin responder...
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