Mis documentos - Alejandro Zambra (comentario)

Compra Mis Documentos de Alejandro Zambra Barato

Mientras leía este libro, caminando por una calle mojada, llena de charcos, en un día nublado de Londres, comencé a divagar sobre lo autobiográfico de muchos de los cuentos. Me pregunté entonces sobre la veracidad de los hechos, vi a Zambra en algunas escenas. Luego pensé en el sentido de querer saber la verdad, de entender si efectivamente era o no autobiográfico. ¿Tiene sentido? ¿qué aporta a la lectura conocer esta información? Desplacé entonces la reflexión y vi, como quien ve algo nuevo en la superficie de una mesa cuando levanta el mantel que la cubre, una reflexión alternativa: ¿la autobiografía de quién me interesa? ¿a quién busco/veo mientras leo? ¿quién está retratado cuando nos gustan los libros?

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Me fue inevitable pensar en el libro de Orhan Pamuk llamado "El novelista ingenuo y el sentimental" mientras leía las historias de Zambra. Sobre todo con los cuentos de la parte I y II -salvo el que se titula "Verdadero o falso"- porque parecen escritos a modo de autobiografía.

Pienso esto no sólo por que están escritos en primera persona del singular (salvo uno), sino que también por que las historias que allí se depositan Zambra las ha hablado, contado, escrito como partes de su vida en otros lugares. Por ejemplo, en esta charla cuenta exactamente algunos episodios de su infancia que son relatados en "Mis documentos". Está ahí, como calcada, la historia en que de niño pensaba que en la misa el cura decía "ni pasos dejo, ni pasos doy". O en otras entrevistas, quizá en su libro "No Leer" hay referencias a su vida en el colegio que se repiten.

Entonces uno como lector, yo en particular, comienza a imaginarse a Zambra en esos espacios. Él aparece como el inevitable protagonista, aunque en "Formas de volver a casa" insista en que no le gustaría ser protagonista de una novela (cuando su hermana, Claudia me parece que se llama, sí quiere ser un personaje). Y aparece él con su cara hinchada, su melena, y sus lentes de nerd, sentado en los lugares del Instituto Nacional, o caminando en Prinsengratch con el padre de Camilo, o en el martirio del proceso de dejar de fumar.

Todo este entramado que uno se arma en la cabeza, entre entrevistas, reportajes, conferencias, los cuentos y novelas, de un mismo autor/personaje son huellas que permiten acercarse al escritor, entender e imaginar un poco su vida.

Con Bolaño me pasa exactamente igual, leer sus libros pareciera ser leer su vida. Cuando lees al personaje que cuida un camping cerca de Barcelona y después Bolaño dice que él hizo ese trabajo, entonces se mezclan las historias. Las novelas y los cuentos tienen también otro significado, porque parecen abrir la cortina del living de los escritores para verlos en su vida cotidiana.

Pero no es el morbo de saber como culea Zambra esto al final lo que a uno como lector lo mueve en las novelas que parecen ser autobiográficas, sino más bien es el propio mundo sensorial que uno entiende reflejado en las experiencias de los personajes, del escritor por supuesto. Porque no puede el escritor sino proyectar su forma de sentir, vivir y experienciar el mundo en sus personajes.

"Lo que Anna Karénina sintió en el tren es tan parecido y al mismo tiempo tan distinto a nuestra propia experiencia que tiene la capacidad de hechizarnos. [...] sabemos que Tolstói nos está relatando, a través de Anna Karénina, su propia experiencia vital y su propio universo sensorial." dice Orhan Pamuk en "El novelista ingenuo y el sentimental". El autor crea personajes, crea historias, que probablemente vivió pero no hay autobiografía en el sentido más estricto. No es la autobiografía lo que llama la atención, sino el uso que se hace para exponer una forma particular de sentir y ver el mundo. "La precisión, la claridad y la belleza de los detalles, la sensación de << Sí, es justamente así, eso es>> que evoca la descripción en nuestro interior, y la ejemplar capacidad de un texto para lograr que una escena cobre vida en nuestra imaginación, todas estas son cualidades que nos hacen admirar a un escritor."

Me gusta lo que dice Pamuk, finalmente lo que los lectores conocemos (o creemos conocer) de la vida de los escritores tiene que ver con esto: "Lo que había permitido que esa mujer tan perspicaz me conociera bien habían sido mis propias experiencias sensoriales, que yo había trasladado de forma inconsciente a todos mis libros, a todos mis personajes: lo que siento cuando huelo el aroma de la tierra empapada por la lluvia, cuando me emborracho en un restaurante bullicioso, cuando toco la dentadura postiza de mi padre tras su muerte, cuando me arrepiento de estar enamorado..."

Lo bacán es el enlace, la manera en que este espacio común de sensaciones nos permite querer ciertas novelas, historias y autores. Qué importa si es autobiográfica o no, para qué ser tan copuchento. De eso finalmente me convencí, lo lindo es que la literatura puede lograr salir del papel y meterse en nuestro cuerpo, como en Matrix, y llevarte a lugares, citas, emociones, sensaciones.

En los libros que nos gustan, como que uno se refleja, o entiende que lo que a uno le pasa, lo que uno siente, le sucede también a otros. La gracia, pienso, que hace a los escritores ser geniales para sus lectores es que descubren de manera preciosa y precisa las emociones humanas, de forma tal que hacen sentido, evocan historias propias, y uno como lector siente que puede acceder a lo que se relata, que eso que el autor dice es cercano de algún modo esquizofrénico para uno como lector. Yo, por ejemplo, estudié en el Liceo Lastarria, y tuve profesores idénticos a los que Zambra describe en la página 100. También nos maltrataban, nos decían que no llegaríamos a ningún lado, nos amedrentaban con lo difícil que era el colegio. Al leer esa página 100 y algunas otras del cuento Instituto Nacional recordé el episodio en que recibí la nota de la primera prueba de historia que fue un 1,5. Fue volver al momento en que la profesora comunicó mi nota como la más mala del curso en voz alta, y dijo mi nombre, y dijo que se notaba que había entrado por pituto, y dijo que no duraría nada en el colegio. Hueona de mierda.

Por eso me gustan los libros de Zambra. Me gustan por que me gusta mi vida, y me gusta recordarla.



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Mirando para retratar by Juan José Lizama Ovalle is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 2.0 Chile License.